La ira identitaria de Espot y de quienes le acompañaron a acosar al personal médico se basa en la denuncia de una mujer, Mercè Bolufer, quien relató públicamente cómo ella y su hija, discapacitada psíquica, habían sido humilladas por una doctora que no las atendió en catalán en Urgencias. “Me quedé a cuadros, si hubiera sido por mí me habría ido, pero la que estaba sufriendo era mi hija. Tuve que estar toda la consulta traduciendo en castellano para ella [la médica] y en catalán para mi hija”, relató Bolufer en la cadena de radio RAC1.
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