Los años y años de abusos de la llamada “generación Trainspotting” empieza a pasar factura en la región británica de Escocia, traduciéndose en un fuerte aumento de las muertes por drogas. “He visto mucha muerte”, explica Derek Harper, de 57 años, un exadicto del barrio de Leith, en Edimburgo, otrora infestado de drogas y escenario de la película ‘Trainspotting’, de 1996. “La mitad de la gente de la escuela, muertos; la mitad de la gente que vivía en mi barrio, muertos por drogas”, destaca, cifrando en “cientos” sus conocidos fallecidos
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