Las reuniones han aumentado en duración y frecuencia en los últimos 50 años, hasta el punto en que los ejecutivos dedican una media de casi 23 horas a la semana en ellas, frente a menos de 10 horas en 1960. Y eso ni siquiera incluye todas las reuniones improvisadas que no se incluyen en los programas. Mucho se ha escrito sobre este problema, pero las soluciones que se plantean suelen ser discretas. Sin embargo, las reuniones afectan la forma en que las personas colaboran y realizan su propio trabajo.
|
etiquetas: reuniones tóxicas , improductividad