Apuntó datos sobre esas personas que le habían escrito por Grindr para utilizarlos más adelante en su artículo. Así no se cortó un pelo a la hora de hablar de estaturas, pesos, medallas olímpicas, nacionalidades, deportes… Los detalles que dio era tan evidentes que a un reportero de Slate le costó muy poco ponerle nombre a cinco de los hombres que Nico decía que estaban en Grindr buscando sexo con otros hombres. Y muchos de ellos eran atletas de países en los que la homosexualidad está perseguida o incluso es un delito.
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