Fue un error de digitación con el que se esfumaron más de US$250.000. Ocurrió en el instante en el que el dueño de una obra de arte que no existe físicamente, sino solo en forma digital, se "comió" dos dígitos. La pieza se llama (Mono aburrido), Su dueño decidió ponerla a la venta, pero la ofreció por US$3.000 en vez de US$300.000, su valor aproximado. La pieza fue instantáneamente adquirida por una cuenta automatizada que, a su vez, la puso inmediatamente a la venta por cerca de US$250.000.
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