En los partidos políticos, en las empresas, cuesta reconocer errores. Y cuando ya no hay más remedio, buscamos a alguien a quién colgar el marrón. Cada día me cuesta más creer en políticos, periodistas, intelectuales, predicadores y triunfadores. Me da pánico la campaña electoral que se avecina: votaré a quién reconozca que lo ha hecho mal, con más ilusión si reconoce que lo ha hecho francamente mal. A ese voy a creer. (contiene tira de Dilbert)
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