Es importante resaltar que no es el camino de las grandes alternativas globales el que propone, de momento, la Banca ética. Sí lo es, en cambio, un camino que, centrándose en el ámbito concreto de la intermediación financiera, muestra que es posible (a la par que necesario y urgente) pensar en otro modelo de conectar el ahorro y el crédito y ponerlo al servicio de la economía real.
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