¿Pero va a servir de algo incendiar edificios históricos del centro de Atenas y mandar decenas de policías al hospital? La verdad es que no. A corto y medio plazo, el futuro de Grecia va a ser entre gris muy oscuro y negro mate, sean cuales sean las decisiones del Parlamento, la Unión Europea o la troika. Ya es demasiado tarde para enderezar el rumbo. Eso habría que haberlo hecho cuando todo en Grecia era optimismo olímpico, frappés en las terrazas y gafas de sol de marca.
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