Organizaciones pro-derechos civiles y el grupo ciberactivista Anonymous denuncian el negocio que supone la pena de muerte todavía vigente en 34 estados. El coste de las ejecuciones es hasta ocho veces superior a lo que supondría mantener a un preso en cadena perpetua. 5 gramos de pentobarbital sódico, para anestesiar; 100 miligramos de relajante muscular Pavulon, para provocar un multifallo respiratorio; y 100 miliequivalentes de cloruro de potasio, para que el corazón deje de latir. El coste de la inyección mortal no pasa de 86 dólares pero...
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