Que la Casa del Rey estaba al tanto de los negocios de Iñaki Urdangarin en el Instituto Nóos es algo que ha quedado sobradamente acreditado en el sumario del juez Castro. Pero lo que tal vez resulta más sorprendente es que los empleados de la entidad supuestamente altruista controlada por el duque de Palma consultaban a La Zarzuela hasta los detalles aparentemente más insignificantes de su funcionamiento cotidiano para que ésta diera su visto bueno, según revelan varios correos electrónicos hasta ahora inéditos.
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