En Suiza tratan de evitar los currículum de candidatos con nacionalidad francesa. Para muchas compañías, sobre todo en el sector de la banca, ser galo es un handicap. Según los helvéticos, sus vecinos están mal acostumbrados: cobran mucho y trabajan poco, son «perezosos y arrogantes» y «reivindican demasiado». Además, son de los más desmotivados de Europa.
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