No es el arranque de los Simpson. Ocurrió el 30 de noviembre pasado, en la central nuclear de Ascó. La central había sufrido días antes una fuga radiactiva de la que oficialmente nadie se había percatado. Y ese día "se detectó una partícula en el zapato de un trabajador que había trabajado en la zona de penetraciones de vapor principal", según el acta de la inspección que el Consejo de Seguridad Nuclear realizó en la central a principios de mayo y que acaba de hacer pública. El suceso, como la fuga, no fue notificado al inspector de la planta
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