El consenso de los investigadores establece que, aunque los síntomas pueden ser reales, no tienen relación alguna con la exposición a campos electromagnéticos. "Este tipo de decisiones judiciales son desafortunadas" ya que “hacen que los pacientes se reafirmen aún más en sus creencias, lo que probablemente acabe agravando la situación”, explica el investigador sueco Steven Nordin. Este tipo de casos pone nuevamente de manifiesto el vacío legal y la falta de información que existe respecto a este tipo de afecciones.
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