En todo EE. UU, el acoso sexual puede llevar a las mujeres pobres y sus hijos a no tener vivienda. Cada año, se presentan cientos de demandas civiles estatales y federales contra los propietarios, los superintendentes de edificios y los trabajadores de mantenimiento alegando acoso sexual persistente, que abarca desde declaraciones sexuales hasta violaciones. Esto incluye el supuesto acoso sexual "quid pro quo", en el que el perpetrador exige sexo a cambio de alquiler o reparaciones.
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