El 28 de septiembre de 1922 zarpaba en dirección a Constantinopla el recién construido acorazado JAIME I. El motivo era la convulsa situación que se vivía en Turquía con motivo de la partición de su Imperio a consecuencia del Tratado de Sévres. El partido nacionalista de Mustafá Kemal, haciendo caso omiso del Tratado, recluto un ejército nacional contra las tropas extranjeras establecidas en Turquía. El apoyo de Turquía a Alemania, en la Gran Guerra, pasaba su factura. Los países occidentales enviaron buques de guerra con fuerzas para proteger.
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