Jugar es entonces un nuevo modo de ser en el mundo, en el que asumimos nuevas identidades, fijamos acuerdos o rivalidades con personas con las que podemos compartir o no nuestro tiempo en la vida diaria. Y todo ello sin dejar de ser nosotros mismos: el nuevo mundo fundado por el juego nos engulle, conscientes de que a su fin todo volverá a ser como antes, excepto quizás en nuestro estado de ánimo.
|
etiquetas: juego , filosofía