El destino de la estabilidad en el África subsahariana -y, por ende, de Europa- se sostiene sobre la fragilidad de Mali. Los reiterados golpes yihadistas, la criminalidad de bandas dedicadas al tráfico de todo lo imaginable y las consecuentes crisis humanitarias azuzan un conflicto que parece no tener fin. Al menos, a corto plazo. Ahora, el Ejército español toma el mando en la región para apaciguar el polvorín en el que se ha convertido la región.
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