El joven tenía un hábito inusual: en los dos años anteriores a su llegada a la clínica, había estado consumiendo cuatro latas de medio litro de bebida energética diariamente. Al conocer esta circunstancia, los médicos le interrogaron más a fondo y, retrospectivamente, recordó haber sufrido algunos síntomas adicionales como temblores, dispepsia (molestias en la parte alta del abdomen) y taquicardia.
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