Es un extraño baile. En la isla de Cuba han coincidido, nada casualmente, submarinos rusos y estadounidenses. El Kazan de Moscú ha atracado en el puerto de La Habana, y el USS Helena lo ha hecho en el otro extremo de la isla, en la base norteamericana de Guantánamo. No hay pruebas, pero tampoco dudas de que ambos albergan armamento nuclear en sus santabárbaras. El problema, al menos y de forma declarada por parte de los americanos, es que se están quedando sin personal que les construya los suyos. Esta industria necesitará más de 100.000 traba
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