Razonemos: las únicas armas que pueden acabar con el tráfico de drogas son las bombas nucleares, siempre y cuando sean arrojadas sobre los cinco continentes, los siete mares y los millares de islas que hay en el mundo, hasta consumar la extinción total de la humanidad. De lo contrario, siempre habrá productores, distribuidores y usuarios de sustancias ilícitas, recreativas o lenitivas, sobre las superficies sólidas del planeta, incluyendo el piso de los barcos que cruzan o bordean océanos y lagos...
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