Cuando atraviesas una dificultad, esta tiende a acaparar todo tu ancho de banda mental. Tu mente magnifica los problemas para que no ignores su presencia. Esto eleva tu preocupación, que evolutivamente era un pequeño precio a pagar para forzarte a buscar una solución. Recuerda que a tu cerebro no le importan tus sentimientos, solo tu supervivencia. Sin embargo, si ya estás haciendo todo lo necesario, esa preocupación no produce ningún resultado, solo sufrimiento innecesario. Y es aquí donde podemos utilizar algunas de las enseñanzas estoicas.
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