Los pactos que comienzan a materializarse en gobiernos de coalición entre el PP y Vox en distintas autonomías, anticipan la supeditación que en pocas semanas podría poner a Alberto Núñez Feijóo al servicio de las exigencias de Santiago Abascal, líder ultraconservador que no dará su voto a los populares a cambio de nada. Feijóo no ha sufrido ni una sola noche insomnio desde que dio su bendición al pacto con Vox en la Comunitat Valenciana, ni tampoco creo que lo llegue a padecer por más que se viera forzado a tener a Abascal como vicepresidente
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