Utah, Estados Unidos. El 15 de octubre de 1991, el observatorio de rayos cósmicos de Fly’s Eye detecta un evento sin precedentes: una partícula proveniente del espacio choca con la atmósfera con la misma energía que a una pelota de tenis a moviéndose 170 km/h. Los responsables del observatorio publicaron el descubrimiento refiriéndose a su detección sencillamente como «el evento», pero, en algún momento, alguien decidió que esta extraordinaria partícula merecía un título más peliculero y ha acabado conociéndose como partícula Oh-My-God.
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