Tras la bulímica lectura, con 13 años, de todo El señor de los anillos en apenas 25 horas, la mezcolanza de otras como Asimov y Arthur C. Clarke con Wodehouse y Tom Sharpe y trabajar de adulto un tiempo como relaciones públicas de una central nuclear, solo podía surgir de la cabeza del británico Terry Pratchett (1948-2015), dos años después de aquel empleo, El color de la magia (1983), inicio de una saga de fantasía de corte hilarante y surrealista que acabaría en un ciclo no menos enloquecido de 41 novelas, en una serie bautizada Discomundo.
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