El diputado británico Graham Stringer, del partido laborista, ha asegurado que la dislexia no existe y que se trata de "un mito" con el que los educadores de su país intentan encubrir la ineficacia de sus métodos de enseñanza. También critica que en el Reino Unido la dislexia se considere discapacidad y dé derecho a pensiones, que el pasado año beneficiaron a 35.000 estudiantes y tuvieron un coste cercano a 87 millones de euros para las arcas públicas.
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