Nadie puede negarlo, vivimos en un momento de permanentes cambios. En los últimos años, numerosos movimientos sociales han estado cuestionando el orden de lo existente y desde aquí creemos que esto es algo sumamente positivo para construir un mundo más justo e igualitario, donde no se discrimine por el color de piel, la religión o la orientación sexual. Sin embargo, estos cambios han traído aparejado cuestiones no tan positivas como la llamada ‘generación de cristal’.
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