Empezamos hoy una miniserie de cuatro posts en los que hablaremos de momentos inolvidables en una película. Cómo no, comenzamos con finales gloriosos, los diez —más uno especial— que a un servidor le ponen la carne de gallina por muchas y diversas razones. Como suele decirse ni son todas las que están ni están todas las que son, y es que más de un siglo de cine da para mucho. En este caso las películas elegidas en cuestión me parecen también geniales, algo que no tendría porqué haber sido así. Este post contiene Spoilers
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