El diario berlinés junge Welt ha denunciado que el gobierno federal alemán lo tiene vigilado por el servicio secreto desde 2004 y catalogado como un grupúsculo de extrema izquierda. Esta clasificación permite que la publicación no sea accesible en bibliotecas y otros centros públicos y restringe su publicidad. El gobierno argumenta que la publicación se reconoce como “marxista” y que, por tanto, sus objetivos serían inconstitucionales. Asimismo, asegura que el diario habla de “clases sociales” y ello estaría “en contra de la dignidad humana”.
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