En casa somos dos historiadores del arte y un bebé en camino, así que podéis imaginar nuestra economía de subsistencia. Aun así, he rechazado un contrato de guía a jornada completa. Pero es que el sinsentido al que ha llegado el mundo laboral prácticamente nos obliga a postrarnos por un sueldo que no nos permite vivir de él y que nos hace renunciar a nuestro tiempo, nuestra energía, nuestra ilusión y hasta nuestros principios. Esta vez he dicho que no, porque cambiar esto en gran parte depende de nosotros.
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