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El día que comencé a leer a Montero Glez

Un viento peleón la ha tomado con la costa. Despeina a las señoras que pasean, agita el flequillo de los toldos, arranca la espuma de una ola y luego la disuelve, la desintegra. En el chiringuito si pides una Mahou no te ponen patatas fritas. Si pides otra marca de cerveza quizás sí, pero con la Mahou no tienes derecho a aperitivo. Es una especie de discriminación incomprensible que me inspira mucho a la hora de escribir. Si uno piensa un rato en este tipo de absurdos, descubre infinidad de resortes poéticos.

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