Decides comer en la calle y estudias distintas opciones a tiro de piedra: un vietnamita (Vinpearl, 9,40 euros, bebida incluida); una pizzeria (Zia Maria, porciones generosas desde 2 euros); una hamburguesería (Kreuzburguer; desde 2,50 euros); o un japonés (Mikoto, combinado de maki y sushi a partir de 6 euros). Casualmente, te topas con una inmobiliaria. Te acercas al escaparate a curiosear las ofertas y se te queda cara de gilipollas. [] Una mosca se te posa en la oreja de repente. ¿Es España una soberana estafa?
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