Huelgas indefinidas, condenas por vulneración de los derechos laborales y acusaciones por las condiciones laborales en su empresa de socorrismo planean sobre el activista. [. . .] Es el lado oscuro del icono humanitario de nuestros días. De un joven que aspiraba a ser dibujante de cómics, que encontró en el socorrismo su modus vivendi, que creó un imperio en ese sector y que ha acabado siendo famoso por rescatar a personas del mar, pero criticado (y condenado) por sus malas prácticas con sus trabajadores.
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