El biólogo Julian Finn estaba buceando como un día más por la aguas de Sulawesi, en Indonesia, cuando sin esperarlo vio algo que le provocó una carcajada. No pudo evitar que las gafas de buceo se le llenaran de agua y tardó un rato en recomponerse. "Y con la cámara de vídeo en la mano imagínate", relata a rtve.es. El ataque de risa se lo provocó la visión de un pulpo corriendo con una cáscara de coco bajo sus tentáculos. Esta escena no es solo motivo de sonrisa, es un descubrimiento científico.
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