Cuando estás perdido o desorientado, tu cerebro utiliza señales de tu entorno, puntos de referencia cercanos y lejanos, para determinar dónde estás. La información recopilada por los sentidos es transmitida por las células nerviosas o neuronas a regiones cerebrales específicas donde la señal dirige a través de circuitos y se envía aguas abajo a áreas que esencialmente traducen la información en comportamiento y lo vuelven a encarrilar.
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