La luz al final del tunel que muchas personas aseguran ver cuando están dando su último suspiro, podría ser consecuencia de un flujo muy elevado de serotonina en el cerebro. Científicos administraron a seis ratas una sobredosis de anestésico. Cuando las drogas hicieron el efecto oportuno, pudieron comprobar que los niveles de serotonina en el cerebro se habían triplicado en el momento de su muerte. Wutzler espera ver un incremento similar cuando el cerebro humano muere, ya que afirma que podría ser la serotonina la que está detrás de las ECM.
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