Juan escribe una historia sobre un caballo. No será un texto muy largo, pero para él, a sus 12 años, es todo un reto. Porque Juan es un niño sordociego total. O lo que es lo mismo, ni ve ni oye, y el único modo que tiene de comunicarse es a través del tacto, apoyando sus manos en las de otra persona o viceversa, mediante la lengua de signos.
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