La segunda ola del Covid-19 ya es una realidad en Catalunya y el desánimo está calando profundamente en la población. El oasis que transcurrió durante los meses estivales parece ya lejano y el confinamiento total se percibe, cada vez más, como una realidad inevitable. Los ciudadanos ya no cantan el 'Resistiré' ni aplauden en los balcones, porque ya no hay mucho que celebrar: parece que el virus va a estar entre nosotros un largo tiempo.
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