En un mundo altamente tecnificado las soluciones más sencillas casi siempre son las mejores y muchas veces también las más olvidadas. Una piedra, un barreño y un plástico bastan para emular a las grandes desaladoras industriales. Este corto ganó el primer festival ecológico de microcortos La Luciérnaga Fundida de 2010. Nuestras felicitaciones tanto al director David Valero por su capacidad de síntesis, como a la abuela María y su nieto por su lección de ecología práctica.
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