Si hay un territorio berlusconiano en el PP está en Madrid. No ya por el control obsesivo de los medios de comunicación (incluso hay cadáveres exquisitos entre periodistas de derechas víctimas de la voracidad de Esperanza Aguirre), sino por la agitación de la bandera anticomunista, tal y como se hacía en los años 50. Y resulta que quien jubila a Aguirre es una mujer que militó en el PCE cuando el PCE era el PCE. Eso no es justicia poética. Eso está en una dimensión paralela como si en un relato de Isaac Asimov Ray Bradbury alguien hubiera...
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