[...] Pero no se trata del caso de un partido, sino de una plaga. No pueden salir del cargo con menor potencia económica de la que tenían cuando entraron. Si uno se mete en esto es porque el dinero que dejó de ganar lo multiplicará mañana. [...] Pagamos a una clase política corrupta y soberbia, ni siquiera humilde, nada conformista con sus privilegios. Quiere más.
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