Hace tres años, Oliver Barat tenía un buen empleo en Niza (Francia): cobraba entre 2.000 y 2.700 euros al mes, con dos meses de vacaciones y contrato indefinido. Dejó su trabajo por amor, para venir a Zaragoza a reunirse con su novia, y ahora está en el paro, desesperado y cansado. Cuando llegó a Zaragoza, le llamaron de Iberia para cargar y descargar maletas. Estuvo seis meses, con contratos que le renovaban semana a semana. Después trabajó seis meses en una agencia de viajes: entre 12 y 14 horas al día cobrando 800 euros.
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