La precariedad de las acusaciones al cantante no guarda proporción con la demolición de su imagen. Se trata de tumbar al coloso cuando acaso su figura se encorva. Y se hace desde presupuestos muy precarios, no en los tribunales, sino en la plaza pública y en la sala de audiencias mediática. Ocho de las denuncias son anónimas y desprovistas de pruebas, mientras que la única identificada, la mezzo Ruth Wulf, lo “acusa” de habérsele insinuado. No hay proporción por tanto, entre el fundamento de las denuncias a Domingo y sus efectos devastadores..
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