Puedes aprender klingon, quenya o cualquier otra lengua ficticia y hablarlo sin problemas, pero no todos los usos están permitidos a nivel de derechos. Dado el peso que llegan a coger, y al tratarse de creaciones y carecer de la herencia y normativa de una lengua común o ancestral, surge la duda del derecho a usarlas, sobre todo de cara a la comercialización de productos. Igual que los términos de los mundos ficticios se sujetan a derechos de uso, como la palabra "superhéroes"
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