Se da por hecho que prometer una bajada de impuestos es "populista" o "electoralista". Porque se supone que bajando impuestos se le dice a la gente los que quiere oír. Lo contrario, por lógica, sería políticamente suicida. Pero, ¿y si no lo fuera tanto? ¿Y si se pudiera hacer una campaña evitando las promesas de bajadas de impuestos –o incluso proyectando subidas– y no estar por ello condenado al fracaso? Los datos apuntan a que esta posibilidad existe y tiene un margen creciente.
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