El cupo vasco no es un privilegio. Es justicia fiscal. Y lo que debemos trabajar todos es para que se dé un sistema similar en todo el territorio nacional, para evitar que la financiación autonómica se convierta en un perenne incentivo perverso del que se benefician los que peor gestionan, que son los que más reciben. No podemos tener un sistema autonómico en el que, tras cuarenta años y centenares de miles de millones de transferencias y ayudas, las comunidades que reciben son siempre las mismas y las que aportan, también.
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