Tuvo lugar en 1956 en el Pirineo de Lleida, en el Lago Estangento (Estany Gento), a más de 2.000 metros de altura. Allí el mercurio bajó hasta alcanzar unos increíbles -32ºC y se cree que en zonas más altas las temperaturas fueron aún más bajas. Este frío gélido estuvo asociado a una potente ola de frío que aportó nevadas muy fuertes y temperaturas muy bajas. Tan histórico fue que se le recuerda como "el febrero más frío del siglo XX".
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