He visto mucho talibán de la paella, que suele ser síntoma de ser talibán en muchas otras cosas. Lo cierto es que la perversión de la paella valenciana original se lleva perpetrando desde hace décadas y que todos hemos visto plastas arroceras de intenso amarillo, servidas con un sonoro plof! en los platos de turistas más rojos que las gambas planchutas y esmirriadas con que los autores del desastre trataban de maquillar el horror. Esta no pretende ser una guía esencialista, sólo una recopilación de datos de este plato cultural.
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