Alfonso Dacasa, barcelonés de 39 años, entendió de golpe la importancia del "derecho al olvido oncológico" el día que acudió a una entidad bancaria para pedir un préstamo hipotecario. Este mayo hará una década que superó un linfoma no Hodgkin, del que no queda rastro en su organismo pero sí un apunte en su historial médico que se ha convertido en una especie de alarma que salta cada vez que cruza la puerta de una entidad financiera para pedir un préstamo o trata de contratar un seguro médico.
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