Afuera es mediodía. Su cuarto está sumergido en una penumbra en la que se mueve con naturalidad entre los botecitos de antinflamatorios. Junto a su cama hay un pequeño botiquín con Pregabalina, un fuerte anti-convulsionante; Fluoxetina, un antidepresivo para aliviar las sensaciones de dolor. Para casos más atormentadores, tiene opioides y extractos de marihuana
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