Wish no deja de ser una fábula sobre una dictadura encubierta, la dictadura de lo cuqui, en la que el rey Magnífico se apropia de los deseos de los habitantes para, presuntamente, protegerlos de peligros ajenos. Un tirano narcisista enmascarado en buenas apariencias que, aunque sea involuntariamente, se parece misteriosamente, tanto en prodigioso físico y mediocre discurso, a muchos políticos patrios reelectos contemporáneos de esos que aseguran que serás más feliz no teniendo nada.
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